Hoy domingo, a las trece horas, tiene lugar la presentación de la revista de las fiestas patronales en honor a la Virgen del Remedio 'Monòver 2011', que correrá a cargo de José Payá, director de la Casa-Museo Azorín.
Se trata de una publicación generosa en páginas y muy importante en contenidos donde las colaboraciones adquieren un elevadísimo nivel que desmenuza el devenir histórico de la que ostenta 111 años el título de ciudad y obtuvo Carta Puebla, que propició el primer concejo municipal, hace ahora cuatro siglos justos.
La primera autoridad municipal monovera es Salvador Poveda, cuyo nombre ya suena a longeva tradición vinícola; a él, junto con el cronista Marcial Poveda, les agradezco de corazón que se me haya nombrado pregonero de las fiestas, que he vivido desde mi infancia
Tras este acto, almorzaré en el Casino con Isidro Vidal, icono del periodismo alicantino, veterano y prestigioso escritor monovero que se iniciara en estas lides hace la friolera de setenta y cinco años, teniendo además la gentileza de haber prologado mi libro sobre la historia de Alicante en el último medio siglo, vinculada al restaurante Dársena que cumple sus bodas de oro. Lo ha hecho Isidro con su vieja Hispano Olivetti, lo que le da un sabor de gran reserva a esas páginas que guardaré con fruición. Mucho sabe él de las redacciones de antaño, con el ruido de las máquinas de escribir entremezclado con aromas de café y tabaco, muy cerca de los linotipistas que componían las páginas del periódico para la rotativa e iban transcribiendo las hojas que les pasaban donde los gazapos eran tan
comunes y caprichosos que popularizaron la figura ficticia del 'duende de las linotipias', capaz de reflejar un humor procaz en tiempos de pocas bromas picantes y excesiva moralina
Si se olvidaba una letra para encajar en aquellas matrices que conformaban el molde, podían generarse errores del tipo de transcribir en lugar de 'andar de puntillas', 'andar de putillas', o 'servicio púbico' por 'servicio público'. Al contrario, una letra de más convertía al general Polavieja en general 'Pollavieja'; y una separación involuntaria hacía constar 'di putadas' por 'diputadas'. Con la informática, el autor es dueño y responsable de sus textos.
Pues bien, Monóvar huele a vino y lo siente. La entrada por la carretera de Elda ya no deja entrever la ermita de Santa Bárbara desde el viejo camino de Novelda, pero sí una bodega bicentenaria como la de Primitivo Quiles. Las pedanías del Mañá o el Culebrón también elaboran caldos típicos de la zona, cada vez más demandados. Pero la calidad creciente de nuestros vinos, gracias al esfuerzo de enólogos y bodegueros, se da en todo el Vinalopó desde Villena a Matola.
JOAQUÍN SANTO MATAS