lunes, 8 de agosto de 2011

DEMETRIO MALLEBRERA - LA VERDAD


Ayrton Senna, en la memoria 


Ante todo, un ser humano con sentimientos, con creencias, con intuiciones, y sea dicho esto no porque hoy no sean así los pilotos,... pero es que parecen una pieza más del monoplaza

30.07.2011 -Desde últimos de mayo está en algunos circuitos de proyecciones cinematográficas la película 'Senna', un documental tan cuidado en su guión como si se tratase de una excelente trama de película (en este caso trágica de necesidad), dándonos imágenes del personaje real, algunas verdaderamente inéditas, y descubriéndonos las claves necesarias para entender que también un corredor de Fórmula 1 es, ante todo, un ser humano, con sentimientos, con creencias, con intuiciones, y sea dicho esto no porque hoy no sean así los pilotos, pero ¿qué quiere que le diga?, es que parecen una pieza más del monoplaza y, a veces, antes que el saber estar y la educación, sacan cierta arrogancia cuando de sobra sabe el espectador de las competiciones contemporáneas que lo tienen todo tan robotizado que apenas tienen que poner algo de valor y ser más técnicos que atrevidos (sabiendo que la protección es tan sofisticada que es lo que menos les preocupa), y el pundonor que a veces exhiben forma parte del espectáculo que quizá consta en el contrato firmado con el patrocinador que es el que se lleva los triunfos, y bien caros que les cuestan, buscando más los mejores técnicos que los extravagantes pilotos.

Quiere decirse que se observa en los pilotos de hoy una frialdad que no es lo que hemos visto en la película de Senna, un muchacho de 34 años que murió el 1 de mayo de 1994 en un accidente en plena competición en la curva de Tamburello del circuito de Imola disputando el gran premio de San Marino. Por cierto, que en ese momento se escucha una música que llega al sentimiento, compuesta por Antonio Pinto, que cuida de toda la banda sonora. Es bueno advertir que el filme tiene sus momentos que diríamos simplemente humanos, o mejor, muy humanos, impresionables y conmovedores. Nos cuenta la historia de un joven brasileño, bastante sencillo, indudablemente dotado para ser lo que llegó a ser, gracias a la confianza que recibió de entrenadores expertos y de su propia familia: Campeón de F-1 en 1988, 1990 y 1991, segundo en 1989 y 1993, por detrás del que siempre fue su rival y durante años compañero de equipo en McLaren, el francés Alain Prost. La crítica cinematográfica ha clasificado la película como amena y emocionante, echando flores al director, el británico Asif Kapadia que ha convertido (ya lo era) el género documental en muy sugestivo, porque de la sala nadie sale indiferente, y por saber convertir la trayectoria exigente de un campeón en pista en un relato apasionante, quizá por su sencillez.